REVOLUCIÓN

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"Consiste en mirar una rosa hasta pulverizarse los ojos..."

jueves, 28 de junio de 2012

LA REPRESIÓN EN CHACO ANTES DE LA ÚLTIMA DICTADURA MILITAR: MEMORIA E HISTORIA, UN DESAFÍO PERMANENTE.   Existieron muchos casos de asesinatos, secuestros y desapariciones en nuestra provincia como producto de esa “guerra sucia” como la llamaron los militares justificando una teoría unilateral y cínica, pero también es cierto que casi siempre se analizaron estos hechos en un contexto histórico marcado por el periodo 1976-1983, y se recurre muy poco a la memoria anterior a esta etapa. Desde comienzos de los setenta, la guerrilla y el terrorismo de estado se repartían la adjudicación de muertos y secuestrados como producto del caos político y social imperante en esos famosos “años de plomo”. Existen infinidad de casos prueban que aquí en Chaco se torturaban y asesinaban a personas involucradas en actividades sindicales, a gremialistas, a militantes de las Ligas Agrarias o solo por ser familiar de algún conocido “zurdo” del lugar. Justamente uno de los casos que mencionaremos más adelante corresponde a esta última situación. Los estudiantes chaqueños, en especial los del interior, desconocen o conocen muy poco sobre la represión en la época anterior a la Última dictadura militar, es decir, el periodo de comienzos de los setenta en adelante. La pregunta es ¿Porqué no se investiga y enseña en forma contextualizada y cronológica los casos de represión ocurridos en el Chaco antes de la última dictadura, durante el gobierno constitucional de Juan Perón- Isabel Perón, para así conocer y llenar pozos conceptuales que impiden el conocimiento integral y acabado de esta parte de nuestra historia regional? SITUACIÓN HISTÓRICA-SOCIAL ACTUAL Los nuevos vientos reivindicativos que soplan impulsados por la administración K (y que ninguna administración había llevado hasta estas consecuencias, salvo Alfonsín muy tímidamente) han puesto sobre el tapete temáticas que se creían perdidas y olvidadas. Existe una acometida importante a favor de la reivindicación de la memoria colectiva al punto de ser una clara política de Estado. También se han creado nuevos organismos que tratan de rescatar figuras históricas desmedradas o minimizadas durante años por los más diversos agentes destructores de culturas y cipayos de los grupos de poder. Aquí en Chaco se reactivó el juicio y en poco tiempo se dictó sentencia a los responsables de la “Masacre de Margarita Belén”, en un principio, y luego la mano de la justicia se posó sobre los integrantes del II cuerpo del ejército responsable de esta zona. El conocimiento del estudiante chaqueño de la última dictadura militar y de periodos anteriores a esta, dista bastante del manejado por los alumnos de Buenos Aires o ciudades grandes como Rosario, Córdoba o Mendoza. Si bien es cierto que a partir del 2003, se comenzó a conocer más el tema, a sacar a luz temáticas omitidas por la amnesia de una sociedad ultraconservadora, todavía falta mucho por conocer y entender sobre esta época oscura y trágica. Y en honor a la sinceridad, digamos que el estudiante del interior chaqueño no cuenta con los recursos adecuados en materia de bibliografía, acceso a internet, principales periódicos o semanarios que lo ayuden a conocer la realidad en la que vive o en la que vivieron sus padres o abuelos. Recién a mediados de la década pasada comenzaron las actividades de distintas fundaciones o Asociaciones que proponían el rescate de la memoria (aquí en Chaco), como por ejemplo “La comisión provincial por la memoria”. El desconocimiento de la época en cuestión es tan grande, en esta parte del país, que algunos creen que los secuestros y asesinatos solo ocurrieron en las grandes ciudades o que son productos de mentes tremendistas y fantasiosas. A esto debemos agregar que no es fácil que los jóvenes que no han vivido este periodo incorporen una historia así fácilmente, sin un cierto grado de duda o reticencia. Entonces es aquí que resulta valiosa la inclusión de testimonios orales relatados por los protagonistas de los hechos ya que como dice Raggio (2006) son los intercambios lingüísticos a nivel local, los testimonios autobiográficos, los que inciden con más fuerza en la transmisión de las experiencias pasadas a las nuevas generaciones. El hecho de trabajar con futuros docentes de Historia, agranda el desafío. Agreguemos que aparte de enseñar, tenemos que educar en la memoria, pues ellos deben ser transmisores y concientizadores de las futuras generaciones. Ahora bien, que ese afán reivindicatorio no atente contra una enseñanza de la Historia amplia, libre de contaminaciones sectarias y personalistas, sin una contextualización adecuada y profunda. Enseñar Historia requiere conocimientos exigentes sobre historia regional, no solo ejercitar la reproducción, sino también ahondar en cuestiones omitidas por la historia oficial y elitista. Debemos centrar la enseñanza en hechos locales y olvidados, en rellenar vacios históricos y sociales, imprescindibles para reivindicar omisiones deliberadas, para darle un justo valor y un juicio adecuado a quienes construyeron y destruyeron nuestra historia provincial. Existen casos de supuestos “próceres” locales, de políticos “bondadosos” que hicieron la vista gorda durante su gobierno y fueron colaboracionistas sumisos de una política de estado macartista y represora como fue la desarrollada por “Isabel” y López Rega en los dos años anteriores al golpe del año ‘76. Que la Última dictadura militar fue despiadada, no es ninguna noticia, pero el terrorismo de estado pre dictadura también dejó marcas imborrables en muchas familias chaqueñas, y este es el punto a profundizar en este trabajo. Creemos que tomar como referencia estas marcas redundará en una enseñanza de la historia más justa y equitativa, correrá algo del velo que por mucho tiempo le impusieron políticas partidistas y mezquinas. Ahondar en estas temáticas compensará en parte la justicia negada para muchas víctimas y sacará a la luz omisiones y olvidos. Queremos reflejar también aquí, instalado ya el tema de la memoria, metodologías y formas de acercar al estudiante chaqueño a un estudio más acabado y veraz sobre historia reciente chaqueña, enseñar hechos conflictivos de una época nefasta, difícil y dolorosa, y que si bien, en muchos casos la percibimos lejana y desconocida, también sucedieron aquí, en nuestros montes, en nuestros pueblos y parajes. Pero la consigna no es solo la de enseñar, debemos ir más allá, debemos educar, rescatar esa memoria perdida o ignorada, y escapar de una posición de indiferencia y hermetismo. Las nuevas generaciones, aquellas que no la vivieron o que eran muy noveles para comprenderla en su momento, deben saber que la historia debe aprenderse en crudo, no trastocada, libre de prejuicios personales y sectarios. Y aquí queremos traer a colación la pregunta hecha por la colega Camila Alcántara cuando pide consejos para “recortar contenidos o bibliografía que puedan ayudar a evitar la construcción de versiones manipuladas y que conducen a nuevos mitos” . Creemos que no se necesitan hacer recortes de ningún tipo, que poner sobre la mesa del que aprende y dejarlo que analice y haga su crítica debe ser lo más adecuado; antes de eliminar debemos sumar, luego el resto lo hará su análisis contextual socio-histórico y que lo llevará a identificar si una versión es manipulada o pertenece al mito. LOS AÑOS SETENTA: CAOS, HUELGAS Y REPRESIÓN. Ya a comienzos de los setenta, el Chaco vivía una etapa tumultuosa como producto de la inestabilidad general del país. Los movimientos sociales rurales comenzaban a sentir el golpe de la crisis que se agudizaba, y se organizaban para levantar la voz en distintos gremios y sindicatos chaqueños como SUTRA, FATRE y tantos otros existentes por esa época. Se acentuaban gradualmente las acciones de las “Ligas Agrarias”, acompañadas en sus reclamos por ciertos sectores de la iglesia en un principio y luego por grupos guerrilleros de distintas vertientes. Cuando María Estela Martínez de Perón asume el gobierno a mediados de 1974 se alcanza el epicentro más represivo del periodo constitucional, con la emergencia de bandas parapoliciales como la Triple A o el “Comando libertadores de América” que era la sucursal de la Triple A en Córdoba. Estos núcleos fascistas, que crecieron al amparo de figuras claves del entorno presidencial, se dedicaron a ejecutar de forma clandestina a prominentes figuras de la vida política y de la cultura, cometiendo en dos años más de cuatrocientos asesinatos. Es trágico pero necesario recordar el asesinato de casi toda la familia Pujadas en Córdoba a Manos del famoso “Comando Libertadores de América” liderado por Vergéz y Telleldín. De allí en adelante la violencia apuntalada por el Estado siguió en aumento y a los secuestros y asesinatos de estas bandas, se le sumó el incremento de presos y presas políticos, los presidios se colmaron de hombres y mujeres provenientes de culturas urbanas y rurales y de experiencias políticas y sindicales diversas. El sistema carcelario aplicó a estas personas procedimientos cualitativamente nuevos así como un reglamento aun más punitivo que en épocas precedentes. Una expresión de ello fue la decisión del Servicio Penitenciario Federal hacia el año 1974 de denominar como “delincuentes terroristas” (DT) a todos los detenidos políticos. En septiembre del mismo año se sancionó la ley N° 20.840 o de Seguridad Nacional que permitió prescribir penas para quienes cometiesen actos que ponderaran la sustitución del orden económico, político y social de la Nación, por vías no establecidas en la legislación vigente. De esta forma cualquier persona susceptible de ser interpretada como capaz de alterar o suprimir el orden institucional y la paz social de la Nación, podría quedar a partir de este mandato a disposición de la Justicia Civil. Sin embargo, gran cantidad de personas que recibieron condena por esta legislación siguieron pernoctando en las cárceles, a pesar de haber cumplido la sentencia, señalándonos la compleja relación entre lo legal y lo ilegal. Otro sector importante de los presos fue alojado en las cárceles por el decreto del estado de sitio que firmó la presidenta en el mes de noviembre del mismo año. Por esta prerrogativa presidencial de no condenar pero si arrestar, muchas personas fueron arrestadas por acto de divulgación y propaganda contrarios a los intereses de la Nación, habitando durante años las cárceles sin proceso judicial alguno. De conjunto, el año 1974 señaló un incremento represivo fundado en una legislación, que multiplicaba la cantidad de presos y presas, el tiempo que permanecían en las cárceles, así como un notable deterioro de las condiciones de vida. En 1975 el proceso se profundizó y los cambios más significativos fueron consecuencia de una transformación más estructural de la estrategia represiva que estableció el estado en otras áreas. El fracaso del último periodo de gobierno de Isabel para contener a las fuerzas que los militares identificaban como “enemigos” llevó a que estos presionaran para obtener el control absoluto de la coerción. Esta situación política-social de la metrópoli se reprodujo en las provincias con igual o mayor encarnizamiento. Existen infinidad de casos confirmados de personas detenidas y torturadas en el Chaco durante los años previos al golpe del ‘76. Los primeros secuestrados, asesinados y desaparecidos tuvieron relación con la militancia en las “Ligas Agrarias Chaqueñas”; estos reivindicaban la suba del precio del algodón, textil de producción esencial en la provincia, y tuvo su primer periodo de acción entre 1970 y 1976, como lo señala Francisco Ferrara (1973) en su libro “Qué son las Ligas Agrarias”. Cuando la cuestión tomó estado nacional, se tornó molesta para las autoridades y decidieron bajar líneas a las provincias y comenzar con las acciones represivas. Dos casos de represión en Avia Terai Está plenamente confirmado que antes del golpe militar del año 76, los secuestros y torturas eran moneda corriente en Resistencia y localidades del interior provincial. Era conocido para el ejército que las células guerrilleras buscaban los montes y campos para llevar a cabo sus acciones y es ahí donde los montes chaqueños se presentaban propicios para tal cometido. Pronto se inició un operativo rastrillaje en casi todas las provincias y sobre los principales delegados y cabecillas de los grupos sindicales chaqueños movidos un poco por ese afán macartista contra el comunismo y otro por el delirio propio de una época sensible a las huelgas y reclamos. Como para ejemplificar mencionaremos dos casos de jornaleros que fueron secuestrados y torturados durante el gobierno de María Estela Martínez de Perón, aquí en el Chaco. Avia Terai es una tranquila localidad del interior provincial distante 200 km. de Resistencia, la capital chaqueña. Por el año 1974 esa pequeña localidad dependía en un 90 % de la actividad forestal y del agro, en especial de la siembra y recolección del algodón. En ese contexto geográfico, debemos imaginar (y afirmar categóricamente) que las actividades de los hacheros y braceros se reducían a una situación de semiexplotación y abandono. Es allí donde surge la figura flaca y desgarbada de Florencio Pacífico Herrera, alias “Rimoldi” , un humilde hachero de Avia Terai, que había sido elegido por sus compañeros como secretario general del sindicato de hacheros de su zona (SUTRA), un poco por su carácter sobrio y recto y otro por la necesidad de defender los derechos de este sector pisoteados durante tanto tiempo. “Rimoldi” nos relató su detención y posterior tortura: “Cierta tarde de 1974, tomando unos mates en mi rancho, con mi padre de crianza, un policía me alcanza una citación sin especificar el objetivo de la misma. Al presentarme a la dependencia policial, quedo inmediatamente detenido acusado de asociación ilícita y otros cargos que no entendí en el momento, aunque tiempo después supe que todo se debía a mi actividad sindical, a mi ardua defensa de los derechos de los hacheros y braceros.”Continuando con el relato el sindicalista nos comentó que de la subcomisaria de Avia Terai lo trasladan a una dependencia policial de Presidencia Roque Sáenz Peña, donde permanece 48 horas entre torturas e interrogatorios. Luego lo regresan nuevamente a la subcomisaria de Avia Terai y de allí a un campo cercano de un tal Chazarreta, donde comienzan nuevamente con las torturas y vejámenes; en el Chaco gobernaba Deolindo Felipe Bittel y en Avia Terai era intendente Brígido Galarza . “Rimoldi” continúa con su experiencia: “…Luego de unos días en el campo de Chazarreta, me llevan nuevamente a Sáenz Peña, donde permanezco otras 48 horas y de allí a Resistencia.”Durante su relato Herrera menciona a un tal “Toma” como jefe de la Brigada de Investigaciones de la seccional Chaco. Estuvo cuarenta días detenido en la seccional Cuarta de Barranqueras sin contacto con el juez ni con su familia, es decir incomunicado. “Allí_ comenta_ me reventaron un riñón de un rodillazo y como después constataron que me habían lastimado mal, me llevan clandestinamente al Hospital Perrando, donde permanezco un tiempo, para luego, ya un poco repuesto, traerme nuevamente a la Cuarta de Barranqueras. Recién después de cuarenta días me toma declaración un juez”. También nos contó que entre las torturas comunes se encontraba bañarlos totalmente desnudos con agua helada en pleno agosto, hacerlos orinar sobre parrillas electrificadas, “picanearlos” cada tanto, y mantenerlos solo a agua por cinco o más días. El relato de Rimoldi de a ratos resulta desgarrador. Herrera consideraba que los males de esta provincia vinieron cuando se hicieron cargo del gobierno los militares, con la caída del peronismo en el ’55, los obreros comenzaron a padecer persecuciones, baja de salarios, explotaciones. Renegaba constantemente de tantos impuestos después de acceder al subsidio que el estado le había adjudicado como ex detenido; decía que antes, cuando era un pobre diablo no renegaba tanto con la burocracia, los políticos y el sistema. Florencio Pacífico Herrera murió en 2001 como producto de una larga enfermedad ocasionada por las torturas y malos tratos recibidos durante su detención. Al momento de su deceso pesaba poco más de 40 kilogramos. Pero el caso de “Rimoldi” no fue el único en Avia Terai. Hubo otros como el de Ángel Victorio Cano , un pibe de 16 años en ese entonces, trabajador rural, que por tener una historia familiar relacionada al Partido Comunista, fue secuestrado un 17 de octubre de 1974 en la inmediaciones de Avia Terai por un grupo policial que venía haciendo levantes en distintas localidades del Chaco, como Campo Largo, Napenay y Sáenz Peña. Ángel Cano, alias “Magú” nos relató de esta manera su secuestro y posterior detención: “Yo vivía en Pampa La Verde, una colonia a 15 kilómetros de Avia Terai. Me dirigía hacia allí cuando veo pasar una camioneta que se detiene como a cien metros delante. Iban dentro varias personas y alcanzo a divisar que una de ellas me señala. Sin preguntarme prácticamente nada me levantan y me trasladan a la subcomisaria de Avia Terai donde me entero que ya habían detenido a dos personas más, un tal Pacífico Herrera, conocido por nosotros como “Rimoldi” y a un tal Mario Romero de Lote 15, jurisdicción de Avia Terai. A eso de la doce de la noche llega un furgón a la comisaria trayendo a otros detenidos, un tal Anastasio Santamaría y a tres hermanos varones de apellido Henríquez, y una mujer de nombre Sofía Henríquez. A las dos de la mañana nos trasladan a Sáenz Peña donde nos mantienen parados durante toda la noche, interrogándonos de a ratos. Nos preguntaban si conocíamos la revista “El combatiente”, si teníamos relación con la guerrilla y quien era el instructor que venía a Avia Terai, cosas así. La verdad yo desconocía totalmente las actividades de la guerrilla, imagínense ustedes que un pibe de dieciséis años más que guerrillero es un perejil. Mi padre había militado de joven en el Partido Comunista y creo que esa fue una de las razones que me condenaba, la portación de apellido.” Cano hace una pausa como para organizar sus ideas y continua: “…el primer hecho de maltrato directo que recuerdo fue que a eso de las cuatro de la madrugada nos llevan a una habitación contigua al calabozo y allí veo tirado a Pacífico Herrera completamente desnudo y esposado, tratando de pegarle con un cable en los genitales. “Rimoldi” trataba de atajarse y los policías le decían que no se atajara, ‘yo te voy a enseñar que es la picana, porque vos estas muy quisquilloso’ le decían.” Luego continua con su relato: “Un policía sale de adentro con un aparatito que parecía una radio chiquita con antena y lo comienzan a tocar a ‘Rimoldi’, y este saltaba como si fuera un pescado fuera del agua. Al rato se van y le preguntamos a ‘Rimoldi’ que te hacen con eso, te quema… No, boludo _nos contesta_ me hacen cosquillas, entre la ironía y el dolor. Todas las torturas se hacían de madrugada, durante el día no nos dejaban dormir ni ir al baño. Todo esto sucedió en la alcaidía de Sáenz Peña, luego de dos días nos llevan a Resistencia. Allí yo fui apartado del resto, me llevan a un calabozo chiquitito, donde me dicen que esté siempre parado; cada tanto me golpean en los riñones y me decían que hable. Para el cuarto día algunos de los detenidos estaban hechos un desastre: Rimoldi tenía la cara desfigurada y Santamaría estaba todo verde de tantos golpes; a estos dos muchachos los trataron muy mal, a los otros casi no los tocaron. Y después seguir con lo mismo, mostrarte todo el día fotos y fotos, hacerte preguntas, pegarte maltratarte. Como a los cinco días recién nos informan que la penitenciaria nos va a traer la comida; hasta eso no habíamos probado bocado alguno. Pero me asombro cuando al otro día me traen un plato, de esos soperos, bien cargado con arroz y un pedazo grande de pescado; al comer siento que la comida tenía un raro sabor a plástico, a remedio, esa fue la primera dosis de veneno que nos dieron de otras tantas posteriores. Como a la hora, percibo que se me nubla la vista y siento un malestar estomacal; inmediatamente empiezo a descomponerme. Fue terrible lo que sufrí allí, todavía recuerdo el llanto de los presos por las noches aun después de veinte años. Salí de allí un 31 de diciembre y el seis de enero de 1975 mis hermanos me llevan a Buenos Aires. Allí conozco un tipo que estaba realmente en la guerrilla y me aconseja que me retire de mi casa porque si caigo yo, cae toda mi familia. Estábamos en vísperas del golpe militar. Me voy en febrero de 1976 a Pinamar, allí conseguí trabajo con un hombre muy bueno que le decían “el ruso” y me quedé allí por tres años. Yo a todo este proceso que viví en el Chaco lo pasé en un periodo constitucional. Como secuela me quedó un problema de salud de por vida; en el año dos mil comienza a atenderme en Mar del Plata un doctor de nombre Sardón por el tema del arsénico que tenía en el cuerpo y que me producía constantes dolores de estomago y no podía dormir. Después todo lo otro, lo psicológico, el soñar, escuchar llantos y recordar lo vivido; imagínense vivir todo eso a los dieciséis años es muy fuerte, las secuelas quedan de por vida.” Estos dos relatos mencionados, son dos casos emblemáticos de secuestro y tortura de personas ocurridos en el Chaco. Como estos hubo muchísimos que merecerían ser estudiados con detenimiento, como por ejemplo los ocurridos en Pampa del Infierno (el caso de Manuel Canteros, de Juan C. C., González, el empleado bancario Giménez) , Charata, los Frentones, y otras localidades del interior, que por su lejanía con los grandes centros urbanos o por falta de rescate adecuado de los hechos, durmieron durante tanto tiempo en el baúl del olvido. LA MEMORIA ES ESCUETA EN ALGUNOS CASOS Buceando en el archivo de la “Comisión Provincial de la memoria” del Chaco, nos encontramos con la ausencia de un registro para los torturados y sobrevivientes de la represión en Chaco. En el primer R.U.V como en el segundo solo se habla de desaparecidos y asesinados por el terrorismo de estado. Y es bueno recordar que fueron muchos los casos de secuestro y torturas perpetrados durante el gobierno constitucional de Juan D. perón y luego de su vice María Estela Martínez de Perón. Debemos afirmar que muchos casos fueron reconocidos por el estado y compensados en parte económicamente pero así también muchos otros que continúan luchando por el reconocimiento y reivindicación que no llega. Casos como los que hoy mencionamos y que se enmarcan en lo que Sandra Raggio llama las “voces de los protagonistas” (Raggio, S., 2011) , sobrevivientes que no constituyen un grupo homogéneo ni exento de tensiones; ellos predican el “acá también pasó porque yo soy testimonio vivo de ello.”Lo sufrido por ellos no se compensa solo con lo económico, necesitan de un lugar en la memoria colectiva de una sociedad para que sean ejemplos y llaga viva en la conciencia de los represores. Pacífico Herrera pudo cobrar un subsidio compensatorio luego de varios años de luchas y desvelos, pero al poco tiempo el cuerpo le dijo basta, después de haber pasado terribles y dolorosos sufrimientos. Ángel Cano sigue luchando para que se les reconozcan sus derechos como ex detenido, sobrellevando una pesada cruz de enfermedad causada por el proceso de envenenamiento que sufrió siendo detenido en la Brigada de Investigaciones de Resistencia. Ante esto es bueno destacar que la política de Derechos Humanos y castigo a los responsables de crímenes de lesa humanidad debe ser aplaudida pero debe ser equitativa y llegar a todos por igual, debemos escapar a una visión de la historia sesgada por los intereses personales o ideológicos. HACER LOS DEBERES CON LA MEMORIA, PERO CON UNA “BUENA MEMORIA” El repasar estos casos ocurridos en el Chaco y cómo enseñarlos hoy nos propone un doble desafío: Por un lado enseñar contenidos casi desconocidos para los estudiantes del interior, mostrarles que por estos pagos también ocurrieron hechos represivos pero no en el afán de realizar una caza de brujas sino como un deber moral; por otro, educarlos en una memoria colectiva y reivindicadora, más allá de partidismos o ideologías, que interpreten una realidad y puedan hacer una crítica y accionar en función de ese análisis. La memoria debe compensar esos abismos históricos omitidos por negligencia, omisiones involuntarias o manipulaciones deliberadas del poder. Los protagonistas de las experiencias relatadas anteriormente coinciden en que tuvieron que sufrir mucho para lograr una reivindicación y en muchos casos todavía siguen gestionando. Primero tuvieron que vencer la resistencia de la sociedad a creer en ellos y a no olvidarlos (“en algo debe andar” o “por algo será”); luego lograr el reconocimiento del estado para así acceder a una reivindicación moral y económica. Pero como señala Raggio (2006) “…el silencio es una de las estrategias de resistencia de esta política del olvido que recorre subterráneamente a la sociedad argentina…este silencio es polifónico y no expresa sólo a las narrativas asociadas a la reivindicación del pasado dictatorial. Por un lado, el silencio surge del dolor de la experiencia traumática vivida, y por otro, se expresa como un tabú, atizado, por la percepción de la naturaleza conflictiva de ese pasado ‘del que es mejor no hablar’.” También entendemos, al decir de Raggio (2006), que la comprensión de lo “local” está íntimamente ligada a lo “nacional”, que no es posible educar si no lo hacemos en el contexto histórico adecuado, manejando el tiempo cronológico, y escapando a todo maniqueísmo ideológico. En nuestra comunidad las narrativas que circulan en torno a estos personajes desafían la importancia de sus acciones y tratan de minimizar los hechos como si la situación social de uno u otro, sus humildes figuras, fueran determinantes a la hora de hablar sobre el valor de la vida o los derechos de la persona: “Rimoldi era un tipo semi-ciruja, que juntaba cartones y botellas, reclamaba cualquier cosa, nada le caía bien…”. “Magú” es un mecánico raro que anda todo el día lleno de grasa y tiene un pensamiento raro, medio comunista parece que es…”. Actitudes como estas son las que debemos vencer a la hora de enseñar Historia reciente en el Chaco, debemos escapar todo lo que sea posible a ciertas actitudes de conveniencia y prejuzgamiento, pues atentan contra la veracidad del relato y mellan el principio moral de todo ser humano. Tampoco debemos caer como dicen Carnovale y Larramendy (2010) en juicios acríticos y ritualizados que nos lleven a caer en lo anecdótico y en la subjetividad trivial y banal. Las voces a oír deben ser de distintos tonos y vaciar los bolsillos del pasado, vaciar el tintero y dejar que el alumno interprete y juzgue por sí mismo. Creemos que la omisión deliberada de estos hechos tan importantes cometidos durante el último gobierno peronista atentan contra lo que Amézola (2003) llama “normalización” (la idea es de Jacques Le Goff) de la historia y si bien aquí no se deforma ni pervierte, si podemos hablar de manipulación en sentido contrario, pues se omiten hechos que son importantes dentro de una estructura histórica y sin ellos la interpretación de toda una época puede resultar coja. Coincidimos con Amézola (2003) en que para enseñar Historia no es solo recordar, es también recurrir a la memoria, debemos estampar esos hechos, por más dolorosos que hayan sido, en un determinado contexto histórico para que lo registre la comunidad y los valore en su justa dimensión. Una comunidad debe saber asumir sus miedos y sus triunfos, debe saber beber de distintos brebajes, afrontar aplausos como de la misma manera asumir hechos y sentimientos trágicos de su historia. A MODO DE CONCLUSIÓN Creemos, como para ir cerrando este trabajo, que la elaboración de este pensamiento apunta a rescatar una parte de la historia de nuestra provincia que durante mucho tiempo ha sido silenciada en detrimento de sus protagonistas y de una historia bien entendida. Paralelamente hemos tratado de volcar nuestras experiencias docentes y la de los alumnos con los cuales trabajamos en pos del descubrimiento de herramientas efectivas a la hora de la enseñanza de la Historia reciente chaqueña en el ámbito escolar. El trabajar con testimonios orales nos puso delante el desafío de escaparle a la cercanía de los protagonistas, a no involucrarnos más de lo realmente necesario con sus historias y sus objetivos pero al mismo tiempo, el de construir un conocimiento de nuestra historia local enmarcado en la idea de que todo acto o crimen de lesa humanidad es condenable. No es fácil enseñar Historia reciente cuando la presión del entorno no siempre se ejerce del mismo lado. A esto debemos se suma que hoy los profesores deben hacer frente a una gran variedad de obstáculos entre ellos dos importantes: el determinismo sociocultural y el discurso pedagógico. La escuela chaqueña, distanciada de las grandes discusiones políticas y de historia reciente, todavía es un poco reticente al buceo de estas temáticas. Los años de largos gobiernos caudillistas y conservadores ha puesto continuamente palos en el camino a la apertura de una historia revisionista y reivindicadora pero que lentamente se abre hacia nuevos vientos. Consideramos, coincidiendo con la mayoría de los autores analizados, que la Historia y la memoria no puedan hoy imaginarse separadas en este proceso. Tenemos el “deber de memoria”, pero esa ética debe estar correctamente enmarcada en un determinado tiempo histórico para llegar, no solo al rescate de la memoria sino a hacer “Buena memoria” (Todorov, 2000). El saber Disciplinar le da presencia y veracidad al relato histórico pero estamos convencidos que sin el halo de subjetividad, de experiencias vívidas, de la voz testimonial, algo quedaría inconcluso. Sabemos como afirma Raggio (2006) que la respuesta no está solo en los libros, que necesitamos del barro de la Historia para atravesar ese permanente territorio en disputa. Al enseñar este tipo de historia, más cercana, más dolorosa, estamos penetrando un terreno difícil, de imperativos éticos pero de la misma forma entendemos que es la mejor manera de que nuestros alumnos suman la construcción de un futuro más seguro, y nosotros partícipes directos o indirectos, comprendamos y elaboremos nuestro pasado. Esperemos con todas las fuerzas que así sea. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS Raggio, Sandra (2006). La transmisión de la(s) memoria(s) del terrorismo de Estado: los jóvenes en (la) disputa. Artículo publicado como producto de discusiones entre distintos colegas de la Comisión Provincial por la Memoria de la provincia de Buenos Aires, Bs.As., 2006. Ferrara, Francisco: “Qué son las ligas Agrarias”- Buenos Aires, editorial SIGLO XXI, 1973. Archivo Historia oral privado del Prof. Fabián Mancilla y recogido por un grupo de alumnos de 4° año de la Escuela de Nivel Secundario N° 38 (actual CEP N° 27) de Avia Terai, Chaco, 1994. Archivo Historia Oral privado del Prof. Fabián Mancilla y recogido por un grupo de alumnos de 3° año del CEP N° 27 de Avia Terai, Chaco, en el marco de un trabajo de investigación para el Proyecto “Jóvenes y Memoria”, Chaco, 2011. www.comisiónporlamemoria.chaco.gov.ar Raggio, Sandra (2007). “¿Historia o memoria en las aulas? Artículo publicado para una ponencia en el marco del programa “Jóvenes y Memoria”, Buenos Aires. Todorov, Tzvetan (2000). Los abusos de la memoria, Buenos Aires, Buenos Aires. Carnovale, vera y Larramendy, Alina (2010): “Enseñar la Historia reciente en la escuela: problemas y aportes para su abordaje”. ABC de las Ciencias Sociales, Capitulo 8, Buenos Aires. De Amézola, Gonzalo (2003): “Una historia incómoda. La enseñanza escolar del tiempo presente.” En Kaufmann, Carolina (directora) Dictadura y Educación. Tomo II. Buenos Aires, Miño y Dávila, 2003. D’ Antonio, Débora (2008). Represión y resistencia en las cárceles de la última Dictadura Militar Argentina. Revista del Centro Cultural de la Cooperación Floreal Gorini. N° 2, año I, enero/abril. Valerga, Silvia (2010). El asesinato masivo de la familia Pujadas. Artículo publicado en el Diario Página 12 el viernes 20 de agosto de 2010, contratapa. De Amézola, Gonzalo (2008). Esquizohistoria. La historia que se enseña en la escuela, la que preocupa a los historiadores y una renovación posible de la historia escolar. Libros del Zorzal, Buenos Aires. Alcántara, Camila M. En foro de Módulo 2, clase 2, de Raggio, Sandra. ¿Historia o memoria en las aulas? Bs. As., 2007. Winnik, María Verónica (2001). Avia Terai, Tierra de luchadores. Resistencia, Chaco, página 16. Archivo personal del Prof. Mancilla, Fabián suministrado por alumnos de la localidad de Pampa del Infierno que representaron a la Biblioteca Pública N° 83 “Adolfo Bioy Casares de esta localidad, en el programa provincial “Jóvenes y memoria” (2011).

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