REVOLUCIÓN

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"Consiste en mirar una rosa hasta pulverizarse los ojos..."

jueves, 1 de agosto de 2013

DONATISMO: PUJA DE INTERESES POLÍTICOS, SOCIALES Y RELIGIOSOS EN EL NORTE AFRICANO EN EL SIGLO IV.

Hablar sobre este tema no avizoraba un trabajo exhaustivo aunque si un trabajo salpicado de posibles errores y falencias. La decisión de bucear en el Donatismo estuvo movida por el deseo de indagar en una temática poco conocida por quien escribe ya que solo había tenido un breve acercamiento durante mi carrera de profesorado. Uno de los principales problemas con los que me topé fue la bibliografía, ya que, si existen escritos sobre el tema, están fuera de mi órbita, teniendo en cuenta que vivo en un pequeño pueblito perdido del Chaco argentino y se me hace muy difícil acceder a los centros urbanos en busca de material. Aun así me interesó el desafío y con la ayuda de internet y uno que otro estudio sobre el tema me aboqué a la labor, cuyo resultado es el escrito que sigue. En primer lugar, después de haber leído los datos encontrados, se me hacía difícil sesgar un tema ya que todo era un cúmulo de diversas interpretaciones y miradas diferentes. Al caer en mis manos un trabajo de E. Romero Posse , donde se compendian todos los trabajos sobre el Donatismo, se agravó la cuestión, ya que todos tenían una mirada diferente respecto al tema. La posición de André Mandouze reflejada en su artículo “El Donatismo representado como la resistencia a Roma en el África tardía” me pareció muy interesante ya que su idea de actuar solo sobre algunos puntos oscuros de la documentación base se identificaba con lo que teóricamente diagramaba en mi cabeza. Si bien Mandouze propone dos líneas de ideas extremas, que pueden servir como inicio motivador, no se puede pensar, es cierto, un trabajo donde lo religioso este despegado totalmente de lo político-social. Entonces decidí centrarme, a riesgo de parecer polémico, en la puja de intereses entre los distintos actores que influían sobre la iglesia cristiana norafricana del siglo IV. Intenté definir una mirada personal (pecando de marxista, si se quiere), no exenta de errores, que canalice dudas y que abreve en mi posición siempre inquisidora de que la iglesia fue (en muchos casos, aunque no en todos) la plataforma sobre la que surgieron distintos situaciones, a veces deliberada, otras coincidentes, para frenar y en muchas casos para condicionar a la clase social que brindaba su fuerza de trabajo. INICIOS DEL CRISTIANISMO EN ÁFRICA La cristiandad africana se remonta a la época de los apóstoles. Alguna tradición asegura que el primer cristiano que llegó a Alejandría fue San Marcos . Esto sucedía en el año 61 de nuestra era. La región africana desde los primeros siglos fue la patria de muchos santos y religiosos, teólogos, escritores y mártires. Aquí es bueno aclarar que por aquellos tiempos el territorio considerado África era solo la parte norte, ya que el sur y el centro son de exploración tardía. Los inicios del periodo histórico datan del 180 cuando aparecen los primeros grupos de mártires y el cristianismo se propaga rápidamente. Alrededor del año 200 se registran algunas persecuciones romanas en Cartago y en otras provincias. Todas estas noticias llegan a través de los escritos de Tertuliano . Las Actas de los Mártires Escilitanos en África son el documento histórico más antiguo de la iglesia africana y a la vez el primer documento escrito en lengua latina en este continente. ORIGENES DEL CISMA Para entender correctamente al movimiento donatista debemos remontarnos a un periodo donde todavía el cristianismo no era religión oficial. Entre los años 304 o 305, el emperador Diocleciano desata una serie de persecuciones contra los cristianos. Muchos de los líderes religiosos apresados en esas revueltas fueron obligados a entregar las copias de las Escrituras que pertenecían a las congregaciones y sobre las cuales se basaba su fe cotidiana. A estos “Traditores” que cedieron en su fe, se los condenó por cobardes. Por la misma época, la admiración de los cristianos africanos por sus mártires se convirtió pronto en culto exagerado, al margen de las normas cristianas. Ante esto, el obispo de Cartago, Mensurio, critica estas manifestaciones desmedidas hacia los mártires, encontrando fuerte rechazo de parte del pueblo; idéntica postura adoptará Ceciliano, en ese momento archidiácono de Cartago, quien reprendió públicamente a la matrona Lucila por su desordenado culto. Esto le generó una fuerte enemistad con esta dama rica y poderosa que como veremos tendrá consecuencias posteriores muy negativas y que influirá notablemente en el futuro cisma cristiano. En el año 311 muere Mensurio, obispo de Cartago, y lo sucede Ceciliano. Esta decisión fue duramente cuestionada ya que se consideraba a éste último un oportunista, un “lobbista” del imperio, con una espiritualidad mediocre e intransigente en sus tratos. Fue acusado de parcialidad en sus tratos con las víctimas de la persecución y, al parecer, la Iglesia dudaba mucho de su capacidad como pastor. Pese a las sospechas populares, aun cuando Ceciliano mismo no había sido “traditor” en las persecuciones, se creía que uno de los obispos participantes en el acto de su consagración había caído en falta. Esta situación dio pie a su vez para que los donatistas rebeldes propusieran la rebautización, cuestión que atacaba a uno de los principales sacramentos del Cristianismo. Y esta fue la chispa en la mecha que encendió la llama que se propagaría por toda África, y que se traduciría como uno de los mayores cismas de la Antigüedad tardía. EXPANSIÓN DEL DONATISMO Ahora bien. Estos disidentes o herejes ¿tenían razón en sus cuestionamientos? ¿O eran jugadas de líderes localistas para escapar a la influencia romana? Coincido con Driver cuando dice que “estos confesores sencillamente seguían la tradición de los grandes cristianos africanos, Cipriano y Tertuliano, que pensaban que el poder para atar y desatar residía en la comunidad cristiana”, aunque agrego que no era una afirmación totalmente inocente, pues esta declaración representaba un desafío a la jerarquía eclesiástica y por extensión a Roma, ya que por esa época Iglesia y poder político eran una misma cosa. El donatismo llegó a ser un movimiento popular. Se formó en Cartago de la reunión de un amplio sector de disidentes contra la consagración de Ceciliano y de un grupo muy grande representado por los pastores de las congregaciones rurales esparcidas por la provincia de Numidia, en la misma África. Los factores que dieron cohesión y solidaridad al movimiento fueron la memoria viva del testimonio reciente de los mártires y confesores africanos y una adhesión comprometida a la teología de Cipriano. Fue un movimiento popular explosivo que se extendió rápidamente. Para el año 392 San Jerónimo escribió que «la religión de Donato ha ganado a prácticamente todo el África». Durante la última mitad del siglo cuarto, ni siquiera los emperadores romanos pudieron prevalecer contra ellos. La gran aceptación que tuvo el Donatismo en África creo, pudo deberse en primer término a la gran capacidad de mimetización que tuvieron algunos líderes en las regiones urbanas y rurales como Macrobio o Parmesiano. En segundo lugar a cuestiones políticas y económicas. Aquí mismo hallo un fuerte paralelismo con la situación previa a la Reforma Protestante de Martin Lutero en el siglo XVI, donde la minorías incultas o semipreparadas no tenían acceso a los escritos sagrados a no ser por rusticas copias guardadas como oro, y donde esta situación generó un fuerte desafío a la Iglesia establecida. Aquí en África el latín también era la lengua oficial y nunca llegó a escribirse nada fuera de este idioma. Por lo tanto creo que El imperio necesitaba tener a raya a las muchedumbres y no le convenía en lo más mínimo que cada fiel ensayara una interpretación de las sagradas escrituras, vaya que después tenga que andar sofocando cismas a diestra y siniestra. Era más viable controlar a cada líder o cabeza visible que a una muchedumbre enardecida. Por lo tanto no resulta rara la afirmación de Driver cuando dice: “Los disidentes no pudieron menos que ver las implicaciones imperialistas de esta política y se referían despectivamente a la Iglesia católica en el África como «ultramarina». Y acusaban a sus obispos, no sin razón, de ser «agentes del imperio ». Como para reforzar esta afirmación podemos mencionar el accionar de Agustín de Hipona quien con una dialéctica exquisita refuta constantemente a los donatistas, aunque su verborragia no deja de ser apologética. El desarrollo de la línea donatista se basó en una cuestión religiosa aunque no por ello cargado de tintes sociales y políticos. Mi sospecha de la puja de intereses y que coincide con algunos autores, se podría ejemplificar con algunos hechos particulares como por ejemplo, durante la jefatura de Optato en Numidia, el donatismo funcionó como una Iglesia en armonía con la política de Gildo. Esto resultó cómodo en la medida en que el donatismo consiguió un apoyo completo del poder secular para afirmar su dominio en la región. De esta forma la iglesia donatista llegó al pico de su poder y desarrollo durante esta época. Pero debemos creer que no toda la jerarquía donatista compartía esta posición sino que acompañaban el liderazgo indiscutido de Optato, consciente de los beneficios que este alineamiento político otorgaba a su iglesia. La dirigencia donatista de hecho encerraba diferentes intereses y no hay por qué pensar que su unidad era homogénea, como de hecho tampoco lo era la perspectiva de la Iglesia Católica. La cuestión era religiosa pero detrás se escondían intereses políticos imposibles de ignorar. En lo relacionado a los objetivos seguidos por los donatistas, Mac Gaw sostiene que apuntaban a una Iglesia nacional aunque Frend va más allá y habla de una única Iglesia, es decir lograr la unidad total de la cristiandad. Por su parte F. Martroye descubre que el cisma nunca dejó de ser un movimiento local ya que nunca traspasó las fronteras africanas, exceptuando casos aislados. También resultan muy importantes ciertos elementos que contribuyen a mi idea de la puja de poderes. Los objetivos entre la jerarquía donatista y las clases trabajadoras no siempre comulgaron. Prueba de esto es que hubo constantes disidencias entre la jerarquía eclesiástica y los fieles. Por ejemplo cuando Optato cayó en desgracia, la jerarquía le dio la espalda, mientras que los fieles no abandonaron su sentimiento hacia su líder. Así, entonces el donatismo canaliza en él a distintas posturas pero en especial va a captar elementos de la plebe urbana cartaginesa y campesinos pobres de Numidia. Los pueblos del interior de África, radicados lejos de Cartago en las provincias rurales, tales como Numidia tendían a ser pobres, en contraste con la elite católica cartaginense de orientación colonialista y con fuertes lazos socioeconómicos con Roma. Para los pueblos berebere del altiplano numidiano, el donatismo representaba una expresión de esperanza en medio de sus luchas por sobrevivir y sus profundos reclamos frente a las injusticias inherentes en el orden socioeconómico imperante. Sumémosle a esto la situación de estos pueblos, que influidos por la distancia, no llegaron a tener una romanización plena. Tales tensiones influyeron en las relaciones eclesiales. Esta combinación de las clases bajas norteafricanas y el liderazgo del episcopado numidiano contribuyeron fundamentalmente al surgimiento del donatismo en el África. Si tuviera que representar un esquema de cómo se expandió este movimiento diría que se inició como un reclamo de cuestiones jerárquicas (la cuestión del bautismo) para gradualmente desplazarse hacia temas más sociales y de la gente común que profesaba la fe donatista (estas muchedumbres vieron la posibilidad de desprenderse de la presión sofocante del imperio). EL CISMA SE CONCRETA Ya habíamos dicho que el pueblo no aceptaba a Ceciliano. A esto se agregaba que el nuevo obispo se había enemistado con una de las mujeres más ricas de la zona, Lucila ; y debemos suponer también (pues esta es la esencia del tema) que más de uno ambicionaba el lugar de Ceciliano. En este Contexto es que Donato, obispo de Casas Negras consuma el cisma, unificando a toda la oposición. Prontamente Donato convoca a un sínodo al que asisten 70 obispos de Numidia encabezados por Segundo de Tigisi. Es convocado también Ceciliano pero no se presenta, por lo que declaran nula su consagración y lo deponen, eligiendo y consagrando en su lugar a Mayorino, el candidato favorito de Lucila e integrante de su familia. Aquí es bueno apuntar que la jerarquía donatista estaba embarcada en una lucha de poder enorme y si bien hablaban del resguardo de la pureza de la doctrina y de lo que podía impactar en los fieles, lo que perseguían sin duda era hacerse con el poder, pues manejando la religión manejaban los demás aspectos de la sociedad. En este punto aparece Constantino, convocado por la facción ceciliana de los donatistas. Este emperador, interesado en la unidad política del imperio, citó a las partes en el conflicto africano a una audiencia imperial en Roma ante la presencia del obispo romano, es decir ante el papa Milcíades (311-314) . Pero al final, y lógicamente por influencia de Constantino, y a su vez influido por Osio , se termina juzgando arbitrariamente, y decretando la inocencia de Ceciliano. Debemos entender en este punto de la narración que tanto al emperador como el jefe de la iglesia romana no les convenía una iglesia independiente en el África, puesto que esta región era una zona colonial muy importante y estratégica, y a las antiguas legiones romanas les había costado sangre y lágrimas hacerse con ese bastión africano como para perderlo por causas de disputas internas. Creo que tampoco el emperador supuso las graves consecuencias que acarrearía este error político de favorecer a uno y desairar a otro. Luego de esto, y al no conformar a los donatistas la resolución, se convoca a un segundo sínodo en Arles, al que asisten representantes del papa y las partes en conflicto, ratificando lo resuelto en el primero. En el norte del África, enterados de la noticia, sólo hubo una resistencia aún más decidida ante esta decisión imperial. APARECEN LOS CIRCUNCELIONES, FUERZA DE CHOQUE DONATISTA Después de concretado el cisma, la iglesia Donatista debía fortificarse pues sabía muy bien que se avecinaban tiempos difíciles. Si bien contaban (como dijimos anteriormente) con el apoyo de algunas ricas familias de Cartago, como Lucila, eso no era suficiente para hacer frente a la poderosa iglesia romana. Lo primero que hará Donato, quien había asumido el liderazgo a la muerte de Mayorino, después de volver de Roma (tengamos en cuenta que había sido retenido por Constantino por un buen tiempo, junto a Ceciliano), será organizar su Iglesia y buscar estrategias que la fortifiquen. Debo suponer, en contraposición con varios autores (entre ellos Adalbert G. Hamman ), que la Iglesia africana no se encontraba tan fuerte como se pensaba y que la idea de la poca influencia romana en esa zona rural si se quiere (esto también es discutido) , es una teoría muy floja. Prueba de ello, según mi criterio es la aparición de los circumceliones como fuerza de choque, como brazo violento de los obispos donatistas rebeldes, y como función principal para ganar prestigio y poder real. Los cicunceliones han sido el factor más representativo del cisma donatista, pues a partir de ellos el donatismo fue un movimiento a temer en todo sentido para Roma. Uno de los principales problemas con el que choqué al analizar los textos que hablan de los circumceliones es su origen, por un lado, y su inclusión en la ley por otro. Pero antes que nada diré que es bueno hacer una disociación de los circumceliones como objeto de estudio. En primer término tenemos a los circumceliones que se levantan en BAGAI (testimonio recogido por Optato, cronista religioso tendencioso) donde hay apoyo religioso enmarcado en una revuelta popular campesina, resultado del descontento popular por la situación crítica que generan las deudas. Aquí podemos ver a este movimiento como consecuencia de una protesta social. Por otro lado los circumceliones aparecerán denunciados por Agustín de Hipona ya que actúan manipulados por sectores donatistas que construyen poder interno y externo a partir de acciones violentas. Con relación al origen de ambos grupos de circunceliones es el mismo pero se diferencian en los objetivos y en los contextos; unos serán rebeldes campesinos oprimidos por deudas y otros, instrumentos de ambiciones políticas de grupos internos donatistas. Es con la aparición de estos que podrá observarse más claramente como esa tensión de poder entre las distintas jerarquías donatistas y también de católicas, los llevará a crueles enfrentamientos. Según la visión de García Mac Gaw , a la cual adhiero, las estructuras eclesiásticas donatistas no eran diferentes a la de los católicos romanos, ya que según su criterio, el Donatismo fue una variante institucional de la Iglesia ortodoxa y que se diferenció de la iglesia romana solo por los objetivos. Nuestro autor es muy claro en su apreciación de la jerarquía donatista puesto que no ve diferencias con la católica ya que en ambas existen pujas por el poder y la influencia. Esta misma jerarquía, aunque solo una parte, inescrupulosa y trepadora, será la que eche mano al recurso de la violencia y de vía libre a los circunceliones para sus acciones. Pero en determinado momento, se cree que hacia el año 330, estos grupos campesinos escapan a los objetivos impuestos por los obispos y ya no pueden controlarlos, estableciendo pautas de conducta y móviles de acción propios. Optato es el primero que los nombra, pero Agustín los define cuando nos dice que los circunceliones son llamados así porque merodean alrededor de los graneros. Bueno, aquí los autores no se ponen de acuerdo acerca del verdadero significado el término “circunceliones”. Frend dice que es una secta de monjes itinerantes que vagabundeaban alrededor de la “Cellae rusticanae” es decir los altares con alimentos que se erigían en las aldeas africanas y disiente con la idea de Agustín de que eran graneros. Aquí encontramos la primera referencia a los mercados — señalados en la fuente como “nundinae” —, que no sólo operaban como espacios de intercambio, sino que también eran centros de comunicación y lugares donde se reafirmaban los liderazgos locales. Esto creo refuerza mi idea de la puja de poderes, ya que en estos lugares se podían observar a las distintas facciones hacer sus negocios y defender sus intereses. A pesar de los potenciales problemas que podían generar las nundinae, los romanos trataron de desarrollar y controlar estos mercados. Mac Gaw dice que los romanos en estos mercados podían supervisar las relaciones entre sus campesinos y los extranjeros, se aseguraban una periódica realización de la producción de sus tierras, y disponían también de un adecuado lugar de concentración para recolectar las rentas que debían los productores al estado. Las autoridades a su vez podían ejercer desde allí un control sobre el espacio rural, como lo demuestra la represión posterior de las tropas romanas convocadas por los propios obispos donatistas que terminó en una sangrienta masacre. También se habla que esos lugares como el punto en que los trabajadores ofrecían sus servicios en los períodos en que aumentaba la demanda laboral de acuerdo al carácter cíclico de la producción agraria. Por lo tanto y según mi criterio, es muy posible que en este ambiente se gestara el violento grupo circuncelión y fue allí que algunos sectores donatistas vieron la posibilidad de explotar a estas masas de trabajadores como fuerza de choque en pos de sus intereses personales. Aunque algunos autores como Optato dicen que eran hombres que vagaban por doquier conducidos por ciertos líderes, Monceaux se pregunta si no eran marginales desclasados y andrajosos, indígenas fugitivos, colonos arruinados o campesinos desposeídos. Por su parte C. Lopelley propone la teoría de que pudieron haber sido pequeños campesinos propietarios, o arrendatarios, que ante situaciones críticas acudían a sus vecinos poderosos a pedir préstamos a cambio de su fuerza de trabajo. También, y para tener más claridad sobre estos personajes, analicemos el accionar circuncelión. Al defender aspectos de la doctrina donatista recorrían los caminos diciendo que deseaban vengar las injurias, reparar las injusticias y restablecer la igualdad entre los hombres. Daban la libertad a los esclavos, absolvían de sus créditos a los deudores, desocupaban las cárceles e inundaban la sociedad con la muchedumbre de ladrones y asesinos que se encontraban en los presidios. Hacían bajar de los carruajes a los amos y subir en ellos a los criados que les daban escolta. Siguiendo algunas ideas de Optato podemos afirmar en consonancia con lo que piensa Mac Gaw que estos aplicaban una especie de extorsión organizada (se mencionan que se hacía por medio de cartas) y era muy posible que a éstas la tramaran personas con cierto grado de educación, puesto que sabían de la necesidad del campesino y la aprovecharan para motivarlos al levantamiento. Es interesante la posición de algunos autores que mencionan algunas contradicciones en los escritos de Agustín como de Optato con respecto a los circunceliones. Por un lado dicen que son grupos fuera de la ley, renegados sociales, pero por otro, a la hora de castigarlos los ubican en una determinada categoría social. En el Edicto de Unión del 30 de Enero del 412 el emperador Honorio encomienda a sus súbditos renegar de la herejía donatista bajo amenaza de penas fijadas de acuerdo a la jerarquía social de los infractores. Esta escala descendente comienza con los inlustres, cuya pena corresponde a 50 libras de oro, y termina con los coloni sometidos al castigo físico. Los circuncelliones se colocan inmediatamente después de la última categoría de hombres libres, los plebei, y antes de los servi. El problema podría resolverse afirmando que ambos autores religiosos los ubican en un nivel eclesiástico mientras el Edicto que categoriza el grupo, lo hace desde un nivel puramente económico, que era por otra parte el verdadero interés del imperio. Lo cierto es que tanto Agustín como Optato embarraron el terreno a la hora del entendimiento ya que sus testimonios son puras expresiones propagandísticas y apologéticas. Un autor analizado por Mac Gaw, Saumagne ha destacado correctamente que la fórmula del edicto implica que al aparecer como un ordo semejante al de los decuriones, mercaderes, etc., este estamento comprende indiferentemente a ortodoxos y cismáticos y que los disidentes devueltos a la fe católica no dejaban de contar igualmente en su seno. Para H. J. Diesner los circunceliones son grupos de fanáticos religiosos cristianos de las capas inferiores de la sociedad que en las últimas persecuciones representan la resistencia al estado pagano por la búsqueda voluntaria del martirio o la dignidad de confesar la fe. Este autor rechaza la explicación de Frend (quien habla de santuario=cella) y se aferra a la explicación tradicional que es la de aquellos que buscan provisiones alrededor de los poblados. Otros autores también proponen puntos de vista diferentes como por ejemplo O. Vannier quien en un trabajo publicado en 1926 analiza un párrafo de Optato y dice que hasta el año 347, año del problema en Bagai, los circunceliones nada tienen que ver con los donatistas. Este dice que estos surgen de la miseria y de las desigualdades sociales, independientemente de las polémicas religiosas. Según este autor Optato confunde las revueltas agrarias con las querellas religiosas aun cuando pasajeramente se unieron ambos intereses, aspiraciones sociales de unos con las problemáticas religiosas de otros. Llega a una conclusión cuando dice que los circunceliones son el resultado de la decadencia económica de África. Pero para redondear la idea acerca de los circunceliones diré que fueron un grupo humano proveniente del sector rural, quizás mesclados con uno u otro elemento urbano, que al encontrarse en una situación de presión económica, no dudaron de integrar las filas de los donatistas y ser útiles a sus intereses, siempre y cuando pudieran cumplir también en parte los propios. Lo cierto es que analizando una u otra teoría referida a estos grupos, los circunceliones van a cumplir un papel más que importante durante un determinado tiempo en la sociedad africana. Digo durante un tiempo ya que la inestabilidad era una característica de estos grupos y el principal argumento para entender sus acciones esporádicas como “bandidos”, oscilando entre una ocupación estacional y la marginalidad momentánea. Sus continuos hechos de violencia llevarán a que se los estigmatice y que incluso un sector de la jerarquía donatista reclame la fuerza militar romana para reprimirlos cuando ya no puedan contenerlos. Es el caso de la violencia desatada contra Macario y Pablo, enviados imperiales, instigada por algunos miembros de la jerarquía donatista. A partir de allí se organizará la identidad Circunceliones- donatistas sin que necesariamente todos los participantes de la revuelta campesina pertenecieran a esa iglesia. Es en esta parte clarificadora la distinción de Vannier cuando dice que los clérigos de la campaña eran, si no cómplices de las violencias, por lo menos favorables al movimiento popular, mientras que los obispos buscaban no mezclar los asuntos religiosos con los sociales. Haya sido de una u otra forma de participación lo cierto es que los circunceliones quedaron marcados a fuego en la historia de la iglesia africana como el brazo violento donatista y ya no podrá ser de otro modo. Este movimiento comienza a declinar cuando San Agustín comienza a desatar toda su fuerza intelectual contra ellos. Este resumió en estos puntos el debate: a) No accionar coaccionar a los donatistas; b) Exponer incansablemente la verdad, y c) Conseguir un debate público entre católicos y donatistas. Se trataba de luchar con documentos efectivos y oficiales que explicarían las causas del cisma, y de discernir doctrinalmente el principio donatista de la necesidad del estado de gracia en el ministro para conferir válidamente el Sacramento del Bautismo. Se realiza una Gran Conferencia en Cartago con un enviado del emperador y este da definitivamente la razón a los católicos, obligando a los donatistas a volver a la unidad bajo pena de confiscación de bienes, prisión o destierro. El fin oficial de la doctrina donatista aunque todavía muchos siguieron rebeldes y persistieron en sus ideas a pesar de las represiones del emperador HONORIO (395-423). Fue una subsistencia debilitada con un precario resurgir durante la dominación de los vándalos, para extinguirse definitivamente a la llegada de los árabes. Resumiendo, y volviendo a los planteos historiográficos que fueron el punto de inicio de este trabajo es imposible hablar de Donatismo sin mencionar a los circunceliones o a los padres de la iglesia norafricana de esos siglos. Es cierto que esta temática por la infinidad de posturas y teorías puede llegar a resultar oscura y tediosa, aun por la lejanía, pero aquí es esencial discernir algunos aspectos claves e iniciales como el problema del bautismo o la aparición de los circunceliones. Resulta evidente no poder obviar la carga histórica que recogen los temas señalados, al margen de que sean analizados recortadamente: he omitido muchas opiniones aunque no pude evitar mencionar a autores como Frend, Mandouze, Vannier, Optato o Agustín de Hipona; no pude despegarme de la idea de que algunos personajes inescrupulosos, escudados tras el manto clerical, hayan utilizado la emergencia de los campesinos africanos como herramientas eficaces es su lucha por acrecentar poder. Y no fue mi intención intentar una respuesta pro o antidonatista (alguna vez se acusó a Frend de Protestante parcial y anticatólico) sino de acercarme a esbozar pautas que pudieran justificar, en principio mi idea, involucrando condicionamientos socio-políticos ineludibles en la estructura, la aparición del cisma donatista. Esta elaboración dista mucho de una visión acabada sobre la temática pero humildemente intenta acercarse a esbozar una teoría sobre un tema lejano y no de fácil resolución. Creo haber estado a la altura de las expectativas que la temática requería; si no es así que al menos el intento colabore a engordar mi experiencia y a señalarme errores perdonables en el aprendizaje. El autor.

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